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Girl with a pearl earring - 2003-
Dirección: Peter Webber
Director de Fotografía: Eduardo Serra
Guión: Olivia Hetree
Música: Alexandre Desplat
Basada en una novela de la escritora Tracy Chevalier , la película responde a una puesta en escena trabajada por el director Peter Webber , quien se dedica a recrear el mundo de la ciudad de Delfta mediados del siglo XVII. Griet (Scalett Johansson) entra a ocupar un lugar más entre la servidumbre del a familia del pintor Johnnes Vermeer -Colin Firth- sin saber que va a vivir una experiencia inolvidable.
Una de las particularidades más notables del filme tiene que ver con la dirección de fotografía de Eduardo Serra, cinematográfica que compone una serie de encuadres auténticamente vermerianos. La cámara se introduce por las habitaciones, donde una delicada luz penetra por las ventanas, alterando la oscuridad del recinto. La trama argumental no escapa de las variables típicamente melodramáticas imposibles de eludir, allí, donde hay seres de carne y hueso. La esposa obsesionada, la pequeña hija acechando en los pasillos y la suegra ejerciendo su tarea de administradora familiar, configuran las cosas de la vida y eterna comedia humana.Y, no dejemos de observar al mismo pintor Vermeer que usa y se deja usar en la dura tarea ¡de vivir para y por su oficio!
Una fina sensibilidad pictórica impregna todo el filme, mientras avanzan las pequeñas peripecias cotidianas. Vermeer, el maestro de la luz , ha encontrado un inmejorable intérprete cinematográfico. De la vieja Europa llega este filme intemporal, que nos deja cavilando en los misterios que rodean al actor, creador.
Director Peter Webber |
Estamos ante una película de extrañas resonancias, donde se funden realidad y ficción (nadie puede comprobar la veracidad de lo narrado) mientras la pintura de Vermeer ¡ triunfa frente al tiempo!
Se ha hablado mucho sobre la identidad de esta joven ¡Silencio, flotando en el mundo del pintor! He leído comentario de renombrados críticos artísticos como Hagen que insiste en suponer que ese extraño e inesperado punto focal: es una señal de castidad. A diferencia de otros cuadros del autor: la pieza carece de la depurada técnica de espacios y formas que otorgó renombre a la obra de Vermeer.
La luz oscila levemente, desde la mejilla de la joven hasta el leve brillo de la perla. Sus ojos expresivos, chispeando por toda la superficie, igual que el empleo de esas brillantes tonalidades entre las que destacan el azul y el amarillo.
... Se estrenó en la Sala Cinemark del Mall Marina Arauco de Viña del Mar...
No obstante, el valor del cuadro radica en la sensación espuria que el rostro de la mujer, el reflejo del sol – brillante, evanescente, que resalta sus mejillas y su ansiedad en esa sensación casi desesperada de su expresión – es el verdadero enigma del cuadro, es la real esencia de la obra por completo.
Podría cerrar los ojos y paladear lentamente, la magnífica sensación de atisbar por un instante el pensamiento de un hombre que vivió hace siglos atrás y respirar el dorado resplandor de la mañana de la última pincelada, el brazo erguido, el latir de su corazón- la emoción, casi completa su visión – los dedos agarrotados en el pincel de madera. Una sonrisa leve. La modelo aguarda, intentando no dejarse llevar aquel secreto a dos voces, por el fuego de una hoguera maldita que parece devorar todo lo que no sea la belleza del cuadro, la idea de la pieza. El último resplandor, en la perla el rabillo del ojo. Los labios húmedos. El suspiro eternizado. La belleza extendiéndose en todas direcciones a partir de la forma vital. Un suspiro de pura divinidad. “El tiempo sin forma, más allá del cuadro, de la obra completa”...! Considerada la Monalisa Holandesa o La Monalisa del Norte!
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