martes, 7 de mayo de 2013

"Un tranvía llamado deseo"



                               


 Obra maestra del séptimo arte  basada en un texto de Tennese  Williams dirigida por Elia Kasan. La principal virtud  de esta película se advierte rápidamente en unas presentaciones del los personajes muy efectivas, contando diálogo del texto original  y cambiándolo por imágenes. Dando mayor presencia cinematográfica, y consiguiendo en muchos minutos romper la teatralidad  del original.

Sin embargo, sobre todo  debido a los bruscos finales de las escenas en el original de Williams, hay momentos donde  es fácil darse cuenta  que esto es una obra de teatro.
Hablar de “Un tranvía llamado  deseo” y no alabar Marlom Brando es poco  menos que un sacrilegio. Su interpretación es  tan brutal que te deja embobado  mirándolo, sin prestar atención a nada más. Es impresionante como una sola mirada puede  causar miedo, como una expresión de su cara  expresa más que miles  de muecas  de otros actores del Hollywood actual. Ningún otro actor  podrá jamás interpretar  a Stanley Kowaiski, porque  ningún actor  se  acercará a la maestría de Marlon Bramdo.
Dirigida por Elia Kasan

Sin embargo  sería injusto  no alabar la interpretación de Vivien Leigt , porque su construcción  de mujer del sur,  de reina de la ilusión de personaje frustrado que sólo busca amabilidad es sencillamente perfecta. El miedo en sus ojos es real. Su empequeñecimiento delante de Stanley te hace sentir lastima, este fue el único personaje que interpretó digno de compararse con O'hara Escarlata. Ambos actores consiguieron una química brutal e irrepetible.

En un plano  más secundario Kim Hunter ofrece otra magnífica interpretación digna de elogio.

La adaptación del guion es muy complicada, especialmente  porque  el original no tiene  desperdicio. Sin embargo  de adaptación de los personajes nunca se tiene la sensación de que faltan  partes (como ocurre  con muchas adaptaciones), algunos cambios de decorado ayudan a romper  un poco la teatralidad  que como  ya dije  antes  no se consigue eliminar por completo. La batalla entre Blance  y Stanley  no lo ve. El usa la violencia  porque es la única  manera que encuentran  de expresar sentimientos, la violencia y el sexo. Y, la última  línea de Blanche : “Siempre he dependido  de la amabilidad  de los extraños” resume perfectamente  a un personaje  solitario  y triste.
 A Stanley lo resume perfectamente una sola, que necesita ser el jefe,  y que no puede ver su hábitat invadido.
Banda sonora de ensueño para acompañar  perfectamente  la acción y una de las mejores  fotografías en blanco y negro de la historia  ayudan a que esta cinta tenga la suerte  de contar con muchas  escenas  maestras, como la  antológica reconciliación  entre Brando y Kim Hunter, la violación de Vivien Leith o la salida de esta acompañada por el médico. Escenas maestras. Sin embargo el final de la obra  de teatro es mucho mejor  que el de la película. El cual sabe a censura, en fin… no importa. Por ver a Brando tirar un vaso a la pared merece la pena  tragarse lo que sea. ¡Maravillosa película!


No hay comentarios:

Publicar un comentario