jueves, 26 de julio de 2012

El Baño del Papa

                                     



                                                       

                                 

El baño  del papa  es primer  largo metraje  de César   Charlone y Enrique  Fernández, siendo elegida por Uruguay  como candidata  al Óscar  a la mejor película de habla no inglesa en 2007.    La película nos sitúa en 1988,  poco antes  de la visita del ya fallecido “Papa Juan Pablo II”   a la pequeña  localidad de Melo, fronteriza con Brasil. Los sondeos calculaban  que 50.000 personas acudirían  a verlo,  por lo que los pobladores más humildes de Melo creían que vendiéndole comida  y bebida   a esa multitud se harían ricos. Beto,  un contrabandista,  decide  en cambio construir un “excusado” enfrente de su casa y alquilar el servicio.  
    ¡A caballo entre el drama social y la sátira: “El Baño del Papa”  es una película  repleta  de intenciones  y matices,  tanto por el marco en el que se sitúa  como por el retrato   que de sus personajes  es realizado!
 
  El Baño del Papa: transcurre con parsimonia -que no lentitud- hasta alcanzar casi la mitad  de su metraje, dedicándose  a perfilar  su entramado  y bosquejar  a sus personajes   sin necesidad  de precipitar los acontecimientos.   Dicho retrato  casi costumbrista resulta  ser la principal baza  de la película, donde  sus protagonistas son desgranados  y evolucionan con credibilidad  y fluidez, mostrándonos sus esperanzas, sus problemas  y vicisitudes, cielo e infierno focalizados  en un ¡Beto  repleto de ideas absurdas  y sueños quiméricos!  nacidos de la desesperación.  Y, que no deja  de ser el paradigma  de todos los pobladores de Melo.   



Y, en general, del estado social  al que pertenece,    Así pues: “EL Baño del   Papa”  combina  dicho retrato  de sus personajes con una agridulce critica socioeconómica, mostrándonos  el umbral  de extrema  pobreza  de una parte  de la sociedad  corrupta  en sus estamentos  y que  debe lidiar  día a  día  con toda suerte  de contrariedades  para subsistir y atisbar  cierta esperanza para las  generaciones posteriores.
    El permanente aunque débil  halo de fábula  que impregna  a “El Baño del Papa” contrasta  diametralmente  con la  mundanidad general, concediéndole mayor profundidad  y por qué no, crudeza  a la suerte de unos personajes  que se niegan  a rendirse a pesar de  los continuos  varapalos  que reciben salvando  todos y cada uno de los obstáculos que se les presentan con tenacidad, ingenio, amistad  y obcecación.

Y es que, por encima de todo, “El Baño del Papa” es una película  de esperanzas  frustradas, de desesperación, de sueños  tan quijotescos como el de hacerse  rico instalando un baño público con ocasión  de la visita del pontífice. 

                                                 
                                
                    





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